lunes, 7 de julio de 2014

La “dolorosa” historia de la CHIKUNGUNYA



Después de azotar a más de 40 países de Asia, África y Europa, un mal día de diciembre de 2013 la chikungunya llega a las Américas.

República Dominicana, que hasta el momento sufría tan sólo los estragos del también malévolo dengue, desconocía -por lo menos un gran porcentaje de su población- que en el mundo existiera una enfermedad tan difícil de pronunciar como de soportar.

Pues sí, este virus, que para colmo es transmitido por el mosquito Aedes Aegypti y Aedes Albopictus, el mismo transmisor del dengue, llegó al país como un visitante indeseado e inesperado y, como tal, ha causado tan gran malestar que mantiene atormentados a más de nueve millones de habitantes.

Fiebre súbita, náuseas, dolor de cabeza, cansancio, erupción cutánea y dolores severos en músculos y coyunturas, que incluso impiden caminar, son los síntomas que han atacado a cientos de personas. Las autoridades de Salud Pública hablan de 165,433 casos hasta la fecha.

Esta es una amenaza sin cura. Los síntomas de la enfermedad son paliados con reposo, mucho líquido y medicamentos, para la fiebre y la inflamación: (acetaminofén, complejo B y diclofenac). No existen remedios naturales; el famoso té de mango verde con canela y malagueta, que han tomado muchos con la fe de curarse, a juicio del infectólogo Clemente Terrero, “sólo tiene efectos psicológicos”.

Surge la incredulidad. Como es algo intrínseco en los dominicanos, inmediatamente se dio a conocer la enfermedad surgió la desconfianza: “que no es ningún mosquito”, “que no es un virus” y “que fue algo que trajeron en un barco y lanzaron al medioambiente” son solo algunos de los comentarios que se escuchan a diario, e incluso de profesionales de la medicina en emergencias de centros médicos.

Para Terrero y el también infectólogo Carlos Feliz Cuello, estos altos niveles de dudas e incertidumbres se deben a la falta de confianza en las autoridades y la escasa educación en la población. “Porque han sido engañados tantas veces que creen que ahora está sucediendo lo mismo”, puntualiza Terrero.

Pero la realidad es que la chikungunya y el dengue son transmitidos por el mismo mosquito, informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así lo aseguran.

¿Por qué esta epidemia en una época de sequía, cuando se supone que este mosquito se reproduce en agua encharcada? Esta es otra de las inquietudes que se hacen muchos incrédulos. A lo que Terrero contesta: “Esta es una enfermedad nueva que encuentra a una población virgen, ningún dominicano tenía niveles de inmunidad, por eso a pesar de la sequía ha afectado a una proporción significativa de la población”.

¿Un “super dengue”?. El virus de la chikungunya, a entender de Terrero, produce una infección sistémica que afecta a todos los órganos; en la mayoría de los casos produce una enfermedad aguda, que puede durar una semana, en otros casos, puede evolucionar en una enfermedad sub aguda, con una duración de dos a tres meses y en otros casos más extremo los efectos de la infección puede permanecer por dos o tres años.

Una sola vez. A pesar de todo esto, el virus muere en un lapso de una semana y ¡la buena noticia es que la persona infectada queda con inmunidad! “Los síntomas crónicos pueden reactivarse, es decir, permanecer o reaparecer pero no significa que la persona volverán a tener la infección”, explica el especialista.

Mayor riesgo. A juicio de estos infectólogos, esta enfermedad puede causar la muerte de cualquier persona. Los diabéticos, hipertensos y con problemas respiratorios y cardiovasculares corren mayor riesgo. Además los recién nacidos porque tienen un sistema inmune e inmaduro, los envejecientes por su sistema decadente y las embarazadas.

ZOOM Efectos de la medicación excesiva Como bien explica Terrero mucha gente, incluyendo las autoridades, ven al acetaminofén como un medicamento inocuo, pero no lo es. Este puede provocar daños en el hígado, por lo que siempre debe usarse con cuidado y sin exceso y restringirlo en aquellas personas que tienen enfermedad en este órgano.

No la para nadie

Los especialistas, quienes ofrecen servicios de salud en hospitales públicos, coinciden en afirmar que la chikungunya ya no puede ser controlada porque ha alcanzado una magnitud que desborda cualquier medida de contención, por lo que “esta va a detenerse de forma natural cuando la mayoría de la población se infecte”.

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