viernes, 6 de junio de 2014

Las llamadas necias al 911



Quienes se divierten fastidiando con llamadas necias y falsas alarmas al personal del Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 911, están conspirando contra uno de los servicios más necesarios en un país como el nuestro y mejor valorado en otras sociedades. El hecho de que en los pocos días que lleva este servicio en operación se hayan producido cerca de 50,000 llamadas necias, envía al mundo una imagen deplorable sobre nuestra conducta colectiva. Un efecto de este comportamiento es que retarda la reacción del personal de servicio, que debe evaluar las circunstancias de cada llamada para evitar ser víctima del engaño de perversos que juegan con estas cosas.

El Presidente Danilo Medina, altamente comprometido con la implementación del 911, ha reaccionado con pesar por la situación. El Ministerio Público se apresta a someter a la justicia a por lo menos 400 personas desde cuyos teléfonos se hicieron llamadas fastidiosas al sistema, pero hay decenas de miles de teléfonos anónimos, fruto de la venta y activación graciosa de chips para celulares, que deberán ser validados por sus dueños o sacados de servicio. El país necesita que este ensayo de atención de emergencias funcione, sea respetado y logre crecer sin traumas hasta abarcar todo el territorio nacional. Hay que impedir que la actitud incivilizada de un puñado de necios eche por tierra algo tan valioso.

Informalidad poco saludable

La economía informal es responsable de una altísima proporción de nuestro PIB. Como país, somos en la región el que más trabajadores informales tiene, lo que significa exclusión en términos de servicios y prestaciones sociales, entre otras cosas. Esa parte de la economía es la causante de perjuicios fiscales cuantiosos para nuestro Estado, y un factor erosivo para el porvenir económico. Es un ámbito de competencia desleal en perjuicio de la economía formal, que carga con el peso fiscal.

Vistos todos estos perjuicios, se hace necesario impulsar políticas de Estado e iniciativas privadas en pro de la formalización de la economía informal. El Estado y el sector privado tienen que unir esfuerzos y crear incentivos entre sus trabajadores para frenar la tendencia hacia la informalidad. El tamaño de la economía informal podría llegar a ser una tara muy pesada y una amenaza para el porvenir del país.

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