lunes, 30 de septiembre de 2013

La mujer del milagro de Juan Pablo II



Floribeth Mora asegura que el papa Juan Pablo II la salvó de un aneurisma cerebral imposible de curar.

El médico revisaba, una y otra vez, los exámenes clínicos de la paciente a quien había desahuciado. Se levantó de su asiento para verificar en el laboratorio del hospital que el expediente fuera el correcto, volvió a su consultorio y revisó de nuevo.

Nada. El aneurisma cerebral que padecía Floribeth Mora Díaz y por el que le había diagnosticado un mes de vida, desapareció.

Contenido relacionadoAprueban segundo milagro que haría santo a Juan Pablo IIPor qué Juan Pablo II será santo tan rápido Temas relacionadosAmérica Latina, Religión, Costa Rica, Sociedad y Cultura, Sociedad Y la mujer de Costa Rica que semanas antes yacía en su cama, que apenas podía moverse y que no podía sostener una cuchara para comer, le miraba sonriente. Fue un milagro, aseguraba, porque pidió ayuda al Papa Juan Pablo II.

"El médico decía: es inexplicable, porque ni siquiera había una mancha en mi cabeza, en las arterias, de que en algún momento hubo un aneurisma", le cuenta Floribeth a BBC Mundo.

En ese momento el doctor, Carlos Vargas, no le creyó pero no pudo explicar la ausencia del aneurisma, como tampoco fue posible después de varios exámenes en clínicas de Costa Rica e Italia.

La hipótesis del milagro se volvió certeza para la Iglesia Católica, que gracias a esta prueba acordó canonizar a Karol Wojtyla.

Según anunció este lunes el papa Francisco, la ceremonia de santificación de Juan Pablo II tendrá lugar el 27 de abril del año próximo. En el mismo acto será canonizado Juan XXIII.

clic Lea también: Canonizarán a Juan Pablo II y Juan XXIII el 27 de abril "Levántate"La historia del milagro inició en abril de 2011, cuando a Mora Díaz se le diagnosticó un aneurisma en el lado izquierdo del cerebro, que clínicamente era imposible de erradicar.

"El médico decía: es inexplicable, porque ni siquiera había una mancha en mi cabeza, en las arterias, de que en algún momento hubo un aneurisma"

Floribeth Mora

Los médicos le pronosticaron apenas un mes de vida. Para la mujer, un ama de casa que estudiaba la carrera de derecho, la noticia fue devastadora.

"Fue algo horrible, horroroso el momento de ver sufrir a mis hijos, a mi familia y yo sufriendo porque no los iba a ver. Mi parte humana tenía miedo a la muerte porque fe en Dios siempre he tenido", recuerda.

La salud de Floribeth se degradó con rapidez. Permanentemente sufría dolor de cabeza, y llegó un momento en que le costaba hablar o sostener algo con la mano izquierda.

La mujer siempre consideró al Papa Juan Pablo II como un ser humano especial, incluso lo veía como un hombre santo. A él le pidió que intercediera con Dios para recuperar la salud, cuenta.

El 1 de mayo de ese año observó por televisión la ceremonia en que el Papa fue declarado beato de la Iglesia Católica. Esa noche escuchó una voz que le decía "levántate, no tengas miedo". Allí inició su recuperación.

"No me levanté de un brinco, pero empecé a sentir paz, mi agonía ya no estaba", dice. "El proceso de sanación de mi cuerpo se fue dando paulatinamente".

Nueva vidaMeses después, en noviembre, acudió a una cita de rutina al hospital donde era atendida. Para ese momento Floribeth sentía que estaba curada por completo, pero necesitaba la certificación médica.

El papa Francisco autorizó ya le puso fecha a la ceremonia de canonización: 27 de abril.

Cuando el doctor Vargas confirmó que estaba sana, decidió contar lo que había sucedido. Escribió su testimonio en la página oficial de Wojtyla en internet, y semanas después la contactó la oficina del Vaticano que lleva la causa de la santificación del Papa.

"Me decían ¿quién te dijo que tenías un aneurisma?", cuenta. "Para mí fue algo muy sorpresivo, no lo esperaba. Lo escribí para que el mundo se diera cuenta que Dios hace milagros".

El proceso para certificar la curación milagrosa duró varios meses en los cuales fue sometida a otros exámenes médicos, incluso en Italia.

El caso se dio a conocer recientemente en Costa Rica, donde el arzobispo de San José, Hugo Barrantes presentó a Floribeth Mora ante los medios.

La vida de la mujer y su familia cambió después de eso. Aunque pretende volver a la escuela, dedica una parte de su tiempo lo emplea en difundir la sanación. Todos los días hay personas en su casa, los vecinos la miran con respeto y a veces devoción.

El teléfono de su esposo, Edwin Arce, no para de recibir llamadas para solicitar una entrevista con Floribeth quien nunca rechaza una conversación con los medios. Es parte de su nueva responsabilidad, afirma.

"Yo les digo no vean a la mujer, al verme caminar, al verme hablar, vean el milagro porque es algo que le puede suceder a cualquiera".

Cuando en abril del año próximo se lleve a cabo la ceremonia en que se lo declare santo, Floribeth Mora será la encargada de llevar ante el altar las reliquias del Papa polaco.

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