jueves, 8 de agosto de 2013
En el PRD las noches son más oscuras cuando va a amanecer
Las cosas en el PRD no se circunscriben a dos líderes
Escrito por: TEÓFILO QUICO TABAR
Después que el pasado jueves los perredeístas celebraron paralelamente dos reuniones de su CEN, muchos analistas han entendido que les llegó el momento de la separación definitiva, algunos sin esconder su alegría. Pero parece que no sucederá así.
Las cosas en ese partido no son tan simples. No se circunscriben a dos líderes. La composición de fuerzas ha ido cambiando. Cada sector, si así se le puede llamar, conoce sus fuerzas y sus debilidades. La mayoría de los dirigentes saben lo que ocurre y hasta dónde pueden llegar. Han estado de un lado y del otro. Conocen sus interioridades.
Por tales razones, antes de la celebración de esos eventos, ya un grupo de dirigentes había iniciado gestiones conciliatorias, pero a partir del jueves, ante el peligro de una división real, se incentivaron los movimientos en ese sentido. Están conscientes de que más del 80% de los perredeístas quieren la unidad, pero al mismo tiempo saben que muchos dirigentes nacionales, medios y de base cansados de conflictos, podrían rebelarse.
La mayoría de su gente quiere unidad. No para que se impongan unos sobre otros, los desplacen o expulsen, sino para que les aseguren posibilidades de lograr sus aspiraciones dirigenciales y electorales; sobre todo, los que tienen aspiraciones locales, porque entienden, que si continúan las confrontaciones, se les hará más difícil alcanzar el poder y quieren asegurar sus curules y sus ayuntamientos.
Pero saben, además, que el PRD está conminado a celebrar una Convención, y que no hay posibilidad de que se les pueda doblar el pulso a lo que quieran sus bases. Ahí no valdrán decisiones dirigenciales, Comisión Organizadora, JCE o tribunal alguno. Ahí solo mandará el deseo de las mayorías, y el que no lo entienda está equivocado.
Conocer sus fuerzas, sus debilidades y la nueva recomposición, obligará a las jefaturas perredeístas, quieran o no, a retornar a las conversaciones y entendimientos. No de aposentos, sino de metodologías. De la forma como se deben implementar los procedimientos. Con personas conocidas por todos. Basado en lo que establecen sus estatutos.
La mayoría sabe que un nuevo partido solo beneficiaría a sus contrarios. Que el entendimiento siempre será la mejor vía. Y si no lo hacen arriba, que para muchos están muy bien, lo van a hacer los que aspiren a estar en la lista de las posibilidades provinciales y municipales, que son muchos.
Repito, conociendo cada quien sus fuerzas y sus debilidades, estarán obligados a encontrar una salida política, más que legal. Lo quieren los perredeístas y una parte importante de la sociedad; pero también, la JCE y las Altas Cortes, porque todo tiene un límite.
No se trata de claudicar. Tampoco de repartirse cargos, sino de crear un ordenamiento que concluya con una consulta popular dirigida y orientada por su propia gente. Actuar con firmeza pero con prudencia. Procurar que la oscuridad que actualmente cubre ese partido, se convierta en el preludio de la luz.
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