lunes, 14 de septiembre de 2015
Argumento a favor de la fidelidad
A todos nos gustaría ser más inteligentes de lo que realmente somos. Cualquier atributo o condición que podamos exhibir con orgullo, palidece al compararse contra la inteligencia. Para determinar el coeficiente de inteligencia se utiliza un test que establece una medición en base al rendimiento demostrado por el individuo enfrentado a dicha prueba. Según la licenciada en Criminología y Psicología Sonia Arias de la California State University of Bakersfield de los Estados Unidos, la psicometría es la disciplina que mide el coeficiente de inteligencia o el cociente intelectual de las personas (en alemán Intelligenz-Quotien,IQ).
Ahora, ¿cuál es el vínculo que existe entre inteligencia y fidelidad? Para el psicólogo Satoshi Kanazawa, del London School of Economics, quien ha llevado a cabo un estudio al respecto, se puede concluir que los hombres que son fieles a sus parejas son más inteligentes que los que no lo son. Coincidente con esta teoría, un estudio publicado en la revista especializada Social Psychology Quarterly, interpreta que los hombres que engañan a sus esposas o novias suelen tener menor coeficiente intelectual. Podríamos decir que durante siglos, en épocas seguramente más machistas que las actuales, el universo femenino ha buscado razones de peso que alejen a los hombres de las garras de la infidelidad. Porque resulta que en la historia de la evolución, los hombre siempre fueron “relativamente polígamos” irredimibles, por convicción o porque la sociedad impulsaba desde una mirada más bien cómplice, la traición conyugal de los varones.
El argumento de que Los hombres fieles serían más “evolucionados”, asumiendo que una relación monogámica supone una “novedad evolutiva”, a diferencia del hombre primitivo, que era proclive a la promiscuidad. La conclusión del estudio de Kanazawa que sostiene que el comportamiento “fiel” del hombre más inteligente, sería una señal de la evolución de la especie. ¿Cómo contrarrestar tan fenomenal aseveración? Caería el reino de los infieles bajo sospecha de ineptitud mental, incultura e ignorancia. Y esta nueva noción conduce hacia un nuevo debate: Los “Nootrópicos”, drogas inteligentes, estimulantes de la memoria, potenciadores cognictivos. Sea como sea que se les denomine, lo que ofrecen es elevar nuestras funciones mentales. Hemos visto algo de esto en el film “Limitless” (Sin límites), protagonizado por Bradly Cooper y Robert de Niro, en el cual se relata la historia de un escritor que consume una droga experimental que permite usar el 100% de su cerebro. Graham Lawton, editor de la prestigiosa publicación New Scientist, señala que “hay gente que no sólo está dispuesta a tomar estas pastillas sino que pueden comprarlas. Eso trae a la mesa una serie de cuestionamientos sociales y éticos, que van más allá de las preocupaciones por la salud”.
Si ambas investigaciones científicas se cruzaran y si sus comprobaciones tuvieran el sustento más sólido que pudiera hallarse, estaríamos frente a la píldora de la inteligencia y su uso por razonamiento transitivo, nos volvería más fieles y leales hacia nuestras parejas. Si eso sucediera, se habría descubierto para beneplácito de muchas, la “pastilla de la fidelidad”, “el comprimido de la honradez marital”. Esta situación que nos colocaría en los comienzos de una era totalmente diferente. Y por cierto que muchas cosas cambiarían.
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