miércoles, 9 de julio de 2014
La depresión, factor de riesgo para enfermedades cardiacas
Nueva York. Aunque por muchos años se había notado una relación importante entre la enfermedad depresiva y las enfermedades cardiovasculares, no fue hasta hace unas semanas que la Asociación Americana del Corazón recomendó que la depresión se considerara un factor de riesgo oficial en el desarrollo de enfermedades cardiacas.
En otras palabras, la depresión conlleva el mismo riesgo que fumar, tener la presión arterial elevada, tener diabetes o colesterol elevado, obesidad, vida sedentaria o historia familiar de enfermedad cardiovascular.
Esto es muy importante porque tanto los médicos como la comunidad en general debemos mantenernos más alerta para reconocer la presencia de síntomas depresivos, los cuales aparece en 20 % de los pacientes que han sufrido un ataque coronario agudo opuesto a un solo 2 % de la población general.
Recordemos que la depresión es la segunda causa más importante de incapacidad en la población después de los accidentes cerebrales y duplica el riesgo de muerte en los pacientes afectados por ella y que han sufrido un ataque cardiaco o angina de pecho inestable.
Hay múltiples razones de por qué la depresión afecta el sistema cardiovascular tan negativamente: aumenta la agregación de las plaquetas y por tanto favorece la formación de coágulos extravasculares. Induce disfunción endotelial, que es la capa más interna de las arterias y la protege de la formación de placas ricas en grasas saturadas y finalmente -e igualmente importante-, los deprimidos hacen menos ejercicios, tienden a fumar más y a tomar los medicamentos indicados de manera más inconsistente.
La pregunta que resta contestar es si tratando la depresión efectivamente logramos derrotarla como factor de riesgo. La respuesta es incierta a este punto. Lo que sí sabemos es que el tratamiento antidepresivo mejora sustancialmente la calidad de vida de las personas deprimidas y ya esto justifica el tratamiento.
Tratar de mantenernos ocupados y útiles, ayudar a nuestros hermanos y a los que nos necesitan, nos ayudará a sentirnos satisfechos y remunerados y de seguro este sentimiento de logro y satisfacción nos protegerá en gran manera a terminar prisioneros de esa cárcel oscura y triste que es la depresión.
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