miércoles, 12 de marzo de 2014

El mate sudamericano, una infusión con una historia ya vieja en Líbano



BARUK, Líbano. El vapor del agua caliente se eleva desde la calabaza llena de yerba mate y Wisam al Halabi bebe un sorbo con la bombilla, sentado en la ladera de una montaña libanesa, donde la infusión sudamericana ya se ha convertido en una tradición local.

Desde hace ya más de un siglo, los habitantes del lugar han disfrutado de esta infusión ligeramente amarga, a la que llaman “yer-bah mah-tay”.

La bebida es especialmente popular entre los practicantes de la fe drusa, cuya doctrina es casi secreta, dispersos en toda la región del Levante, en el Mediterráneo oriental, sobre todo en Líbano y Siria.

“Es originaria de Argentina y se nos dice que llegó aquí hace ‘cientos’ de años, traída por inmigrantes libaneses que regresaban desde allí”, dice Samah Halawi, un jeque druso.

América Latina se convirtió en uno de los destinos principales para los emigrantes económicos del Levante, sobre todo durante el siglo XIX, y aún existe una gran comunidad de sus descendientes, tanto en Argentina como en otros países de la región.

Halawi luce turbante de punto blanco, bigotes gruesos, y los pantalones plisados sherwal (de algodón) sueltos, que son el atuendo tradicional de la clase religiosa en la comunidad drusa. Para él, la calabaza, la yerba mate y la bombilla de plata (bahm-bee-Zha), para beber la infusión, son tan tradicionales como su vestimenta.

“El mate es algo muy tradicional aquí, algo con lo que que hemos crecido, y hemos aprendido a beberlo en nuestra familia (…). Es una bebida social. Con los muchachos nos reunimos para beberla juntos, en grupo”, explica.

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