viernes, 28 de febrero de 2014

Hoy… 170 años del grito de ¡Dios, Patria y Libertad!



Matías Ramón Mella disparó el trabucazo en la Puerta de la Misericordia, al escucharlo, de inmediato, Francisco del Rosario Sánchez izó la Bandera Nacional en la Puerta del Conde. Hoy se conmemoran 170 años de aquel grito ¡Dios, Patria y Libertad! que marcó la independencia del pueblo dominicano y el inicio de la historia republicana del país.

Los ideales del padre de la patria Juan Pablo Duarte de legar a las generaciones presentes y futuras una patria “Libre, independiente y triunfante de toda dominación extranjera” se habían consumado la noche del 27 de febrero en la amurallada ciudad de Santo Domingo.

Sin embargo, la patria soñada por los trinitarios fue secuestrada por el primer presidente del país, Pedro Santana, quien desnaturalizó la soberanía y promulgó el artículo 210 otorgándose poderes absolutos.

Críticas. “El gobierno debe mostrarse justo y enérgico…o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional”, fue una de las frases célebres de Juan Pablo Duarte, sin embargo, a razón de ciudadanos entrevistados los gobiernos no han actuado conforme a lo planteado por el patricio.

En la población se percibe que a 170 años de lograda la independencia nacional aún persiste la inequidad social, la corrupción y abuso del poder político.

La joven Cristina Sepúlveda, estudiante de economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, considera la clase política dominicana ha pisoteado el ideal independentista de los padres de la patria.

“Persisten grandes desigualdades y el acceso a las oportunidades están condicionadas a la cantidad de dinero que posees y a tus orígenes, cuando Juan Pablo Duarte, que pertenecía a la burguesía, propugnó una sociedad de igualdad de oportunidades sin distinción de clases”.

También Ramona Peguero, ama de casa y amante de la historia, recuerda que Duarte fue honesto con el uso del dinero proveniente del Estado, sin embargo, lamenta que a los políticos modernos no les importe usar el dinero del pueblo para su lucro personal y crear “botellas” para mantener adeptos.

El trabucazo puso fin a 22 años de dominio haitiano, bajo el gobierno de Jean Pierre Boyer y hasta 1856 se libraron 12 batallas que consolidaron la independencia.

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