lunes, 23 de septiembre de 2013

La vida del pedófilo y el pederasta



La mayoría de los pederastas utilizan niños vulnerables

Escrito por: José Miguel Gómez

Aquellos adultos que buscan de forma preferencial jugar o tocar a los niños en sus genitales de forma recurrente, llegando a planificar a escondida de los padres, o regalando chocolates, helados, dinero o juguetes al niño, para luego mirarlo y tocarlo de forma morbosa, seducirlo y auto-gratificarlo de forma sutil, pero engañosa, habla de conductas pedofilica y pederasta contra los niños y niñas. El pedófilico es un trastorno tipo parafilia que consiste en la búsqueda de tener gratificación o placer sexual, con niños, ya sea observándolos, tocándoles sus genitales, realizando vídeos, fotos o mirando pornografía infantil de forma recurrente con niños o niñas.

El pedófilico siempre es mayor que el niño, que empieza con una historia de buscar actividades que le proporcionen encuentro con los niños, ya sea a través del juego, los encuentros familiares, deportivos, culturales, sociales, religiosos etc. El blanco son los niños más vulnerables y riesgosos: aquellos que viven en familias permisivas, donde los niños juegan con adultos que les proporcionan regalos a escondidas de sus padres, les dan juguetes o dulces o dinero, para luego tocarlos de forma morbosa; los besan, les acarician, y luego que tienen el control del niño, usan su cuerpo, le desnudan, le tocan sus genitales, les sacan fotos o le graban realizando toques sexuales, o practicando el sexo oral. Esa manera exclusiva de sentir atracción y deseo sexual con niños y adolescentes los llevan a cabo pedófilicos y pederastas.

El pederasta es un trastorno donde la conducta sexual excitante es a través de la utilización de pre-adolescentes, a los cuales se les ofrece alguna recompensa económica; dinero, ropa, comida, celulares etc. Para luego realizar actividades sexuales: masturbación, sexo oral, fantasía, de forma recurrente con el adolescente.

La mayoría de los pederastas utilizan niños o adolescentes vulnerables por sus condiciones de pobreza, o de ausencia de padres, o de niños con pobres habilidades sociales o con algún trastorno disocial de la conducta y le utiliza y lo explota sexualmente.

Tanto el pederasta como el pedofilico no saben cómo parar o posponer sus impulsos sexuales, sus fantasías y su búsqueda del placer sexual. Su conducta de preferencia exclusiva con niños o adolescentes, les lleva a buscar de actividades donde socializan niños y adolescentes. Además, poseen la habilidad, la manipulación, el teatro y la dramatización, a las familias, a las instituciones, de que son afectivos, proactivos y defensores de niños y niñas. Es de ahí que los tratados sexuales de niños y adolescentes buscan ampararse a través de espacios insospechables o de mecanismos donde ellos ejercen control o poder del niño y sus familias. A los abusadores de niños hay que castigarlos con todo el peso de la ley, y después dentro del sistema ayudarles con su trastorno.

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