lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuando la envidia y los celos obsesivos se apoderan de la pareja



¿Qué persona a lo largo de su vida, o pareja, durante la etapa de convivencia, no ha sentido alguna vez celos o envidia, o ambas cosas juntas, hacia el otro? ¿Son estos sentimientos y emociones naturales en el amor? Si bien pueden estar relacionados, son totalmente diferentes.

Los celos son sentimientos complejos que surgen desde la infancia, cuando se cela a la madre, al padre, los hermanos o los amigos, cuando no les prestan la atención debida, cuando quieren ser el centro de todo. Ya en la relación de pareja, quieren a la pareja para sí mismos y no compartirla con nadie más.

Para que exista una situación de celos tiene que haber un tercero en discordia. La persona celosa pensará que el otro querrá quitarle lo que por “derecho” le “pertenece”; y creerá, al extremo de la obsesión, que el objeto de su amor se ha convertido en objeto de posesión, y tratará por todos los medios de retenerla. Aparecerán los primeros signos de desconfianza, y no la soltará para que otro no la posea.

Un motivo típico para los celos infundados tiene que ver con una autoestima muy baja, la persona que no se siente suficientemente buena para su pareja, de ahí, que constantemente está temiendo ser abandonada. En cierta forma. los celos no son problemáticos, son un sentimiento normal, lo que puede producir problemas es lo que se hace con ese sentimiento.

La envidia es un sentimiento que se produce entre dos personas. Se puede envidiar al que está mejor que uno, o por el contrario, envidiar a quien siendo peor que uno o teniendo menos, logra un éxito o mejoría. Esa es la envidia más patológica.

Cuando prevalece la envidia en una relación de pareja, es más difícil soltar al objeto de amor. Hay enamoramientos en los que no se suelta a la pareja porque el envidioso no posee la misma capacidad amatoria del otro, y por lo tanto desea destruir al objeto de amor.

La envidia es, a fin de cuentas, una emoción que impulsa a obtener lo que otros poseen o aún no poseen pero que desean, con la finalidad de hacerles sentir envidia a los otros, por lo que posee. Básicamente la envidia nos produce enojo porque no tenemos lo que otros si tienen.

Los celos pueden encubrir un deseo, pero la envidia no. La envidia puede impedir alianzas con otros; mientras que los celos, al encubrir un deseo, pueden despertar el deseo de superación. La envidia no. El envidioso, solo con el trabajo podrá aceptar su admiración por lo que envidia.

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