
Tenía tan solo 46 años. Le quedaba, tal vez, casi la mitad de su vida por recorrer. Pero él no se lo permitió. Tras haber sido liberado hace quince días de la cárcel, donde estuvo detenido por violencia de género, decidió que debía asesinarla. Y lo hizo.
Hoy Lourdes del Carmen Peralta es un número más en las estadísticas. Esas que llenan de espanto pero, al parecer, no significan tanto. Porque, ¿cómo se puede entender que un hombre que lastima y amenaza sea dejado en libertad?
No sé qué está fallando. Sobran los discursos y las palabras llenas de emoción. Pese a ello, las autoridades suelen quedarse cortas porque frecuentemente llegan tarde. ¿Será que no tienen recursos para actuar? ¿No dan o no pueden darle el seguimiento necesario a los hombres denunciados?
En un país en el que ser mujer es bastante difícil por el machismo, no podemos seguir permitiendo que algunos hombres entiendan que tienen derecho a tomar, literalmente, nuestras vidas en sus manos. La lucha contra la violencia de género tiene que ser una verdadera política de Estado, que enfrente todas las aristas de este complejo tema.
Es mucho lo que tiene que hacerse en este tenor. Hay que comenzar a educar, sobre todo, para crear las bases de una nueva sociedad que entienda que la violencia no es la solución a los problemas. Demasiada gente muere, y hasta por tonterías, porque tenemos el gatillo tan fácil que todo lo resolvemos así. Los dominicanos estamos llamados a crear una cultura de paz. De no hacerlo, perderemos cada vez más gente valiosa de la manera más tonta. ¿Es que nos gustan tanto las tragedias?
No hay comentarios:
Publicar un comentario