lunes, 10 de junio de 2013

Los señores del mango bajito

La anterior expresión alude a la preferencia por lo fácil de aquellos que evitan fajarse para conseguir lo que pretenden. A querer beber del río sin mojarse el fundillo. A veces es la tónica de comportamiento en áreas del Estado que no le meten el pico seriamente a los evasores de fortunas grandes. Ni a las profesiones liberales que generan ingresos considerables; ni a una serie de negocios de utilidades altas y doble contabilidad que poco o nada dejan al fisco. Pero a la hora de procurar más entradas para las arcas públicas, los bombillitos del Poder solo funcionan para las presas fáciles. El viajero al exterior de toda categoría lleva sobre sus hombros una pesada carga tributaria a través de los pasajes y otras obligaciones aeroportuarias. El usuario de telefonía paga aquí más impuestos que en el 99% de los países del mundo. El consumidor de combustibles es el tonto útil sobre el cual la voracidad contributiva se ceba. Ni los habitantes del primer mundo están tan penalizados en ese renglón. Robar electricidad aquí no tiene castigo. El Estado prefiere (en su flexibilidad de fines políticos) el mango bajito de los gravámenes fáciles de cobrar para, nutrido por esa vía, mantener los onerosos subsidios al sistema energético. Y por último el Poder prefiere que los choferes y conductores continúen como chivos sin ley. Les deja, negligentemente, que infrinjan la ley y luego se queden con miles de millones de pesos de multas sin cobrar. Como David... pero sin honda Los emporios, consorcios y demás yerbas no son necesariamente los de mayor contribución al erario. En ocasiones no pasan mucho de la condición de agentes de retención de los palos en las costillas que recibe el consumidor, presa favorita del recaudador. Tampoco tales negociazos son los que generan más empleos. De poner a la gente a ganarse el pan se encarga mucho la pequeña gestión del emprendurismo y el desamparo y el enorme sector informal de los buscavidas, que son mayoría en esta economía desigual y desordenada. Hoy, 10 de junio, es el día del luchador de poca fuerza que a brazos partidos se abre camino en busca de un mejor futuro. En las Pyme descansa buena parte de la esperanza de que el país vaya adelante formalizándose y expandiendo las fuentes de empleos y oportunidades para producir en beneficio del pueblo llano. El Gobierno dice que hará mucho por ellas. Esperemos.

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