miércoles, 5 de junio de 2013

En busca del insecticida perfecto contra la malaria

Existe una necesidad urgente de descubrir nuevos químicos que puedan matar mosquitos trasmisores de enfermedades como la malaria. De la misma forma que ocurre con las bacterias y los antibióticos, los insectos son cada vez más resistentes a los insecticidas disponibles en el mercado. Diseñar un insecticida no es tarea fácil, pues debe tener como objetivo un tipo de mosquito. Requiere ser lo menos dañino posible a otros insectos importantes para el ecosistema. Y también debe evitar ser tóxico para el ser humano. Dos equipos en Estados Unidos aseguran tener una solución efectiva para desarrollar esta nueva arma que permita ganar la batalla contra la malaria: Sólo para mosquitosAtacando el riñón.Para prevenir la malaria en zonas donde prevalece esta enfermedad, se suele usar mosquiteros para dormir. Un equipo de la Universidad de Florida, en conjunto con la universidad Virginia Tech, decidió mejorar esta técnica con un insecticida que sólo sea tóxico a mosquitos. Así fue como decidieron concentrarse en una enzima llamada acetilcolinesterasa, la cual ayuda a regular la actividad del sistema nervioso deteniendo las señales eléctricas en las células nerviosas. Si la enzima no puede hacer este trabajo, el mosquito empieza a convulsionar y muere. "Lo que quieres en un insecticida que sea altamente tóxico en mosquitos, pero no tan tóxico en humanos o animales de granja", le explica a BBC Mundo Jeffrey Bloomquist, jefe del estudio publicado en la revista Pesticide Biochemistry and Physiology. "El químico con el que hemos venido trabajando no es tan tóxico en las personas como los compuestos que ya existen", agregó. "Una analogía simple sería que estamos intentando crear una llave que encaje perfectamente en un candado", explicó el experto. "Nosotros queremos apagar esta enzima, pero sólo en determinados mosquitos". Tal es el caso del mosquito que trasmite la malaria. El equipo de Bloomquist espera perfeccionar compuestos específicos de mosquitos para que sean fabricados a gran escala y aplicados en mosquiteros y superficies donde hay mayor concentración de esta enfermedad. Tomará al menos cuatro o cinco años antes de que los expertos puedan desarrollar y probar un compuesto lo suficientemente listo para que sea aprobado. Los investigadores de la Universidad de Ohio decidieron dejar a un lado el sistema nervioso del mosquito y concentrarse en su sistema excretor. Estos insectos tienen una especie de riñón que deben vaciar cada vez que pican a un humano y se alimentan de su sangre. Peter Piermarini y su equipo descubrieron un compuesto que causa una falla en este "riñón". "Nuestro equipo identificó un químico que interfiere con la función de una clase de proteína del mosquito, llamada canales de potasio, que compromete su habilidad para orinar", explicó Piermani. Además de bloquear la función del insecto, el estudio, publicado en la revista PLoS One, determinó que el químico deja al mosquito imposibilitado para volar, algo que los investigadores no esperaban ver, y en algunos casos a quedar gravemente hinchado. Según el especialista, el mosquito con un riñón dañado tendría menos posibilidades a escapar de un humano y a sobrevivir de la ingesta de sangre. Sin embargo, el trabajo de Piermarini está en una fase muy temprana. "Esto es más una prueba de concepto. Sabemos que funciona inyectando el químico directamente al riñón", pero están muy lejos de usarlo para un insecticida. "Pero lo que hace este enfoque más atractivo es que si logramos que funcione, atacará a las hembras de forma selectiva", le dice a BBC Mundo. "Que son las únicas que al alimentarse de sangre transfieren patógenos a humanos". .. Las lluvias e inundaciones favorecen la reproducción de los mosquitos. Encontrar la fórmula mágica, un compuesto único que pueda atacar selectivamente al mosquito de la malaria y evitar que éste se haga resistente es poco probable, sino imposible. Pero ¿y si se unen esfuerzos y se ataca varias partes a la vez? Peter Piermarini, de la Universidad de Ohio considera que "si juntamos el enfoque del sistema nervioso con el de nosotros (sistema excretor) tienes más posibilidades de superar la resistencia evolutiva". La teoría de Piermarini se basa que atacando dos partes del insecto, será más dificil para éste lograr una mutación resistente. "Cuando integremos nuevos insecticidas con enfoques ecológicos y biocontrolado es cuando probablemente progresemos más en la erradicación del mosquito", concluye Piermarini. No existe una fórmula mágica contra la malaria. No obstante, Jeffrey Bloomquist es menos optimista. "Es poco probable crear un insecticida que ataque el sistema nervioso y el excretor". "Las proteínas en cada caso son muy distintas y cuando optimizas actividad para obtener altos niveles de muerte interactuando con una proteína, significa que el químico es menos capaz de actuar en otras partes". Más de 200 millones de personas en todo el mundo se contagiaron de malaria en 2010. Unas 660.000 murieron, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. El 90% de estos casos sucedió en África.

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