jueves, 30 de mayo de 2013

30 de mayo 1961: fin de la barbarie

0 de mayo 1961: fin de la barbarie Hoy, 52 años después de la gesta que depuso en este país una de las más sangrientas tiranías latinoamericanas del siglo 20, hay renovados motivos para celebrar aquella hazaña patriótica y rendir merecido tributo a quienes ofrendaron sus vidas por la libertad de este pueblo. Hay que hacer sentir el regocijo por ese acontecimiento histórico para que aquellos que han levantado la voz tratando de mancillar la memoria de los héroes del 30 de mayo de 1961 y loar al “jefe”, queden advertidos de que sus postulados le saben a hiel a un pueblo que logró zafarse de una era de 31 años de oprobio. Rafael Trujillo fue responsable de decenas de miles de asesinatos, tortura y destierro. En su régimen perecieron las libertades públicas y fueron secuestrados todos los derechos. Su gestión fue una orgía de latrocinio y abuso de todo género. Mal podría este pueblo olvidar toda la sangre hecha derramar por el poder omnímodo de una bestia cegada por el culto a la personalidad. Resaltemos con vigor la grandeza de los héroes del 30 de mayo y de los que, antes de ese paréntesis histórico, se inmolaron en lucha contra el tirano, en expediciones y otras acciones patrióticas. Conmemoremos, también, el segundo aniversario del Museo de la Resistencia, que guarda parte de la memoria histórica de esa era nefasta, cobardemente ocultada por varios gobiernos. Pobreza y tragedia La pobreza, como fenómeno social, es más devastadora y destructiva que las fuerzas desatadas por la naturaleza, pues antes, durante y después de la fiereza natural, la pobreza debilita, condiciona y remata siempre a los más desvalidos. Con esta premisa en mente, hay que ver con preocupación el hecho de que, según cifras de la Defensa Civil, en el país unas 4,000 comunidades están asentadas en zonas vulnerables a inundaciones, crecientes, deslaves y otras ocurrencias naturales. Aun tris de entrar la temporada ciclónica -que promete ser muy violenta- las cifras de vulnerabilidad sugieren que hay que trabajar con más bríos para proteger del peligro a decenas de miles de familias ancladas en la extrema pobreza. La cifra tan alta de vulnerabilidad ante fenómenos naturales es un indicador que desnuda la realidad de que hemos crecido económicamente, pero sin desarrollo humano.

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