lunes, 14 de abril de 2014

La paradigmática casa de Raulin Rodriguez



Raulín Rodrígurez es un hombre de bachata, más sin embargo, en sus gustos y preferencias es un hombre que afronta la vida con determinación y reciedumbre, capaz de situarse por encima de las circunstancias, que no trata de ser el centro de la atención pública, y que ha desarrollado de manera muy consecuente un concepto el buen vivir.

El "sumak kawsay", o filosofía quechua de la vida, estableciendo un pardigna que ya muchos deberían emular para disfrutar su existencia a plenitud, en una convivencia armónica con la naturaleza, como se revela en el hecho de que es de los artistas populares que ha logrado agenciarse un habitat con cédula en verde.

En efecto, su casa construida en medio de un lago artificial, es un remanso de paz, que llama y estimula a la tranquilidad, dotado de gimnasio, sala de música, sauna, recámaras de primera, bar, una gran cocina, terraza, mirador, donde además graba sus canciones.

A la misma se accede a través de un puente, como también en un yate propiedad del cantante, lo cual le proporciona un saludable aislamiento, creando un ámbito de cohabitación tal si se tratase de un templo en el cual acrisola su ser artístico.

Ahí, en esa casa, recrea Raulín su ser físico y espiritual, compensado con las 1,500 tareas sembradas de limones persa en la finca de su propiedad, en su natal Santa María, en las Matas de Santa Cruz.

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